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Foto del escritorJhanell Ferrer

Análisis del cuento Adán (del libro Odio a los espejos) de Eulogio Javier


Según las religiones brahmánicas, Adán, es el primer hombre creado por Dios. Las antiguas escrituras revelan a un Adán creado por Dios proveniente del polvo con el objetivo de que este gobernara la tierra. El título de este cuento, que lleva por nombre Adán remite a ese Adán que reencarna en un taxista que recorre las calles como medio de sustento y que cada cierto tiempo se ve expuesto a probar la manzana prohibida de su propio paraíso.


El título del libro Odio a los espejos posee cierto mensaje de debate entre discursos, porque el espejo nos refiere a lo que somos, al ser humano mirándose desnudo ante sí mismo, un espejo de su cultura y de lo que representa ante la sociedad, podríamos decir lo mismo con las siguientes palabras: me odio a mí mismo, odio a la cultura, odio a la religión, odio a la sociedad, odio a los espejos. Por ende, los textos presentados en el libro Odio a los espejos poseen esencia neorrealista, psicológico por ciertos elementos que componen su narrativa.


El cuento Adán desde un principio se presenta como un crimen pasional, sin embargo, los personajes que indagan sobre la muerte de los cadáveres encuentran un documento con las confesiones de quien cometió el delito. Con el giro y entrada de un nuevo narrador se nos revela un dato importante: «el poeta escribió que lo natural en el hombre (bueno, y en la mujer), es hacer el mal o disfrutarlo». El asesino pasaba por dudas existenciales, se trata de un hombre acostumbrado a vivir una vida sin compromisos, que se acuesta con la primera mujer con quien logre tener unas conversaciones en cualquier lugar nocturno. Como espejo de ese estilo de vida se compara con el Rey Salomón quien tuvo más de 900 novias, el taxista siente que pertenece a un ciclo salomónico y que su reino es la calle que recorre frente a un espejo de sí mismo.


En su labor de taxista conoce a una mujer joven, desde un principio la juzga como prostituta hasta que la joven se sube al vehículo y empieza a contarle sobre la vida de él. El taxista compara su deseo por la joven con el deseo que posee de probar drogas, enamorarse perdidamente de una prostituta... - «Pensé en Adán, perdido en el paraíso, dando vueltas como un loco, para evitar rozar las ramas del fruto prohibido. Sentí compasión por él y lo perdoné». E involucra al lector en su debilidad por la fruta prohibida, cuestionando su posición moral sobre el asunto preguntándole «-¿A quién no le gustaría domar eróticamente a una adolescente?»


Su estructura es lineal, y su final es abierto, ya que se puede llegar a varias interpretaciones por las referencias intertextuales y las diferentes voces que dialogan en el texto a pesar de dejar explícito que fue un crimen pasional.


Para mí la obra en sí, y en especial el cuento de Adán representa a ese sector de clase media que empieza contemplar los avances de un mundo moderno en decadencia social, el texto cuestiona la prostitución infantil, el abuso de que un adulto se acueste con adolescentes por dinero, cuestionó a la humanidad que vive esas prácticas desde Adán, el primer hombre, así como el profeta de la Biblia y el Corán Salomón a quien se le acredita haber tenido más de 900 mujeres.


Diplomacia económica. Cabe relucir que el autor cuestiona indirectamente el sometimiento sexual de un adulto hacia una adolescente por necesidad económica. En el cuento se resalta el espejo de la doble moral del hombre, así como en los demás cuentos del Odio a los espejos. Como dijo Nan Chavalier en el prólogo de El odio a los espejos «Eulogio Javier diluye la frontera entre lo real y lo soñado» . Sus personajes poseen un sueño colectivo de manera simbólica y de consciencia evolutiva que de una forma u otra retornan en decisiones criminales. En ocasiones encajan en la teoría del psicoanálisis de Sidmund Freud, o por fuerzas aún mayores referido por Bajtín, 1986: el sujeto no es un ser único, sino que su psique se fragmenta en múltiples voces que dialogan entre sí, como analiza en las novelas Dostoievski.


El texto cuestiona a ese Adán que ha sido glorificado con un victimismo eterno, que culpa a Eva y a la serpiente de haberlo inducido a probar la manzana prohibida que causó la ira de Dios, que como castigo este los expulsó del Paraíso. Por eso me llama la atención lo que dijo el poeta: «el poeta escribió que lo natural en el hombre (bueno, y en la mujer), es hacer el mal o disfrutarlo».


Texto escrito en septiembre, 2018. Apuntes de tareas asignadas.

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